J. Teixidor

J. Teixidor

Jordi Teixidor de Otto, nacido en 1941 en Valencia, es un pintor español Formado artísticamente entre 1959 y 1964 en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.

El año 196 6fue especialmente significativo en su carrera profesional, pues, además de realizar su primera muestra individual en la Sala Mateu de su ciudad natal, es nombrado, junto con José María Yturralde, conservador del Museo de Arte Abstracto de Cuenca, donde trabajará los veranos de 1966 y 1967 y donde conoce a la generación del llamado “grupo de Cuenca”, integrado, entre otros, por Gustavo Torner, Gerardo Rueda y Fernando Zóbel.

En 1973 viaja por primera vez a Nueva York, donde conoce directamente la pintura norteamericana de los años cincuenta, centrándose su interés sobre todo en Mark Rothko, Barnett Newman y Ad Reinhardt. De Newman asimila el empleo de bandas laterales, que incorpora de forma consciente en su obra..

En 1976 participa en la Bienal de Venecia en la muestra España:

Vanguardia artística y realidad social. 1936-1976.

En 1997 se le hace una exposición retrospectiva en el Instituto Valenciano de Arte Moderno que se cerraba en una gran sala con dieciséis cuadros negros. Durante el siguiente bienio continúa con mayor rigor el uso del negro, aunque incorpora colores de oro como único componente del cuadro. Es el momento de los Paisajes nórdicos y de la trilogía compuesta por El final de la batalla, La muerte de Virgilio y La derrota.

En el año 2000 es nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Después de la última serie mencionada, pinta cuadros realizados con líneas que se entrecruzan sobre superficies negras, recuperando aspectos gestuales de otras épocas. Con la serie dedicada a La muerte del anarquista, de 2002, las zonas trabajadas gestualmente se incorporan a cuadros horizontales de gran formato. En otras series casi simultáneas, continúa el empleo del negro como campo de color a un tiempo generador y provocador, mientras que en la serie África y en La visita de Ulrich incorpora elementos informales y caprichosos en contrapunto con el rigor general de la obra.