Expuso en las principales galerías de Nueva York, Londres o Paris, y le solía atraer el movimiento, que luego trasladaba a sus blocs de dibujo. Alfons destacaba por buscar en trazos sencillos un colorismo, muchas veces monocromática que permitía al espectador encontrar en sus obras un mundo exquisito. Este artista buscó a lo largo de su vida trabajar en variados materiales, desde papel con óleos de tamaño especialmente medianos y pequeños, sobre madera recogiendo en sus trabajos los sentimientos que surgían a partir de todo aquello que veía.

A Enric Alfons le conocían como «El pintor viajero» por sus incansables viajes, especialmente a África, Turquía, donde le encantaba visitar zocos, comedores, o espacios al aire libre, y donde convivía con personas humildes para poder captar la propia esencia de su existencia. Enric Alfons dedicó una buena parte de su tiempo a recrear en sus cuadros una sociedad tan diferente a la nuestra y que tanto amaba.