Denise Zayan
de Denise Zayan, surge espontánea la reflexión: si los colores
conseguidos fueran reales, viviríamos en una relajación constante. Estas
pinturas producen en el espectador una sensación de paz, de felicidad,
invadiendo nuestros sentidos, sumiéndonos en una clama absoluta.
Denise Zayane arrastra un apretado curriculum, imposible de trasladar a
tan breve espacio.
Observaremos, no obstante, que sus cuadros se hayan en muy importantes
colecciones de Europa, América, y Japón, donde se dice que pinta con los
colores de los antiguos kimonos. En todas sus obras nos traslada a su
mundo de color y de gozosa intimidad. Se dirige a los sentidos, nos hace
ver el color, la luz, sentir el tacto e incluso los sabores, en unas
composiciones en que los colores vibran
a través de las retículas de las cristaleras del fondo o de los
estampados del mantel de sus maravillosas composiciones de flores.
Otros muchos entre los que me incluyo, nos atrevemos a decir que en esta
obra se encuentra la que es digna de ser llamada ¨la femme peintre,
héritière d´Henri Matisse