J. Brotat
Toma contacto con la vanguardia valenciana a través de Manuel Gil Pérez, 1925-1957, padre de los Parpalló que le tuvo consideración a su obra no como ingenuista y dócil sino como un arte lleno de misterio y revelaciones metafísicas. Comienza su amistad con otro crítico de arte que también fue importante en su carrera José Corredor Matheos. Practicó en Valencia y Manises la cerámica de la mano de Salvador Faus realizando numerosas piezas, se conservan un cierto número de ellas,Viaja en dos ocasiones a París, dos meses en 1958 y tres en 1959, allí pinta gouaches y realiza collages utilizando cartones y papeles e investiga las tendencias. Sigue exponiendo, pero trabajando con sus hermanos a pesar del éxito de crítica y de las exposiciones. La década de 1960 Comienza una nueva etapa, estos fueron unos años positivos en la carrera profesional del artista. Sin embargo sus obras no parecen muy comerciales. Fue muy importante la concesión del Gran Premio de pintura de la IV Bienal de Alejandría en 1961, que le permitió dar el paso a dedicarse exclusivamente a la creación artística.